*En este punto permanece uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad; se ubica en el barrio de El Alto, uno de los espacios más concurridos de la capital
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- Aquí se fundó la ciudad y por eso un monumento indica que fue donde inició la capital poblana: justo donde cruzaba el río San Francisco y el Manantial de Almoloya.
El agua que brota del hocico de seis leones cae entre los mosaicos azules de talavera, bajo la sombra de fresnos de gran altura y jacarandas, entre el tráfico y el canto de las aves.
En este punto permanece uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad, la Fuente de los Leones, conformada por un puente que puedes cruzar para ver cómo cae el agua.
Se ubica en el barrio de El Alto, uno de los espacios más concurridos, que ahora está lleno de hoteles de lujo. A un costado de la 14 Oriente, frente al bulevar 5 de Mayo, en la vía que antes se conocía como el camino real a Veracruz.
El puente también está compuesto por mosaicos azules con detalles amarillos, que contrastan con el color de sus escaleras rojas.
En otoño, las hojas quedan sobre el agua flotando, en la primavera, el color de la jacaranda que se encuentra cerca llena de morado el lugar. Hay una palmera que apenas se mantiene en pie, enferma, decaída, café, con sus hojas muertas.
Hay varias bancas en las que es posible sentarte y disfrutar del viento que sopla, mientras la ciudad respira. Al fondo es posible ver una de las torres de la iglesia de San Francisco, con su característico amarillo vivo.
Cuando hace mucho calor y el sol quema, el lugar es uno de los pocos a varios metros que ofrece una sombra y aire fresco.
A unos pasos de la fuente se conserva intacto un busto del fraile Junipero Serra, un evangelizador reconocido por su trabajo en territorio mexicano, beatificado y canonizado.
Si uno permanece mucho tiempo, llega el olor a antojitos poblanos que se cocinan en los restaurantes cercanos, las chalupas friéndose en el comal y los molotes servidos con crema, epazote y requesón.
Las milanesas con quesillo, aguacate y pápalo con las que rellenan las cemitas, para agregarle cebolla, rajas o chipotles y un poco de aceite comestible.
La fuente fue diseñada por el ingeniero Rafael Ibáñez Guadalajara, quien también creó la fuente de Motolinia, ubicada en el Paseo Bravo, al lado Poniente del Centro Histórico.